Si hay algo “sabroso” en la vida, es ganarse las cosas fruto del esfuerzo y talento propio. Por ejemplo, cuando uno recibe las llaves de su primera vivienda comprada, el primer automóvil o el primer empleo. En éstos y cualquier otro caso, es cuando sabemos que lo recibido es primero el comienzo de un reto y segundo el producto de un esfuerzo. Distinto es el caso de lo que llega a nuestras vidas por medio de una dádiva o de una vía mal habida, que puede generar alegría, pero jamás orgullo ni satisfacción personal.
Este es el caso de los dos contendores a regir los destinos de Venezuela a partir de abril: uno de ellos ha venido luchando con su exclusivo esfuerzo y capitalizando con su trabajo un hermoso caudal político; el otro, es el resultado de “un dedazo”, del deseo de un individuo que por extrañas razones (las cuales estamos investigando), le trata de transferir su “ascendencia de caudillo”.
Henrique Capriles Radonski, es el ciudadano del mérito personal INDISCUTIBLE: gana por votos su cargo a diputado por el estado Zulia en 1998, a la temprana edad de 26 años, y de allí llega a ocupar la Presidencia de la Cámara de Diputados. Luego se lanza a la alcaldía del municipio Baruta en “la gran Caracas” y la gana por dos períodos consecutivos. En ese tiempo es encarcelado injustamente y sin embargo, afronta estoicamente su prisión. Más tarde gana la Gobernación del estado Miranda, la cual volvió a reconquistar aún después de una derrota electoral presidencial. Logra la nominación de candidato unitario a la presidencia de toda la coalición opositora del país en unas primarias que lo legitiman, al lograr 2 millones de votos sobre su más cercano contendor. Realiza en 2012, quizá la campaña electoral más agotadora que se haya hecho en la historia de Venezuela, compitiendo contra un inescrupuloso Gobierno, cuyo jefe, utilizaba descaradamente todos los recursos del Estado: dinero público, chantaje e intimidación de funcionarios, amenazas a empresarios privados para impedir financiamiento a su campaña, amedrentamiento a los dueños de radio emisoras y televisoras del país, persuasión indebida con prebendas a militares activos, terrorismo judicial contra líderes opositores, uso de cadenas de radio y televisión para promocionar su campaña y por supuesto su dominio carismático sobre la gran masa ignorante de Venezuela. Aún así con toda ese grosero y vergonzoso ventajismo, el “sacrificado demócrata” obtuvo 6 millones y medio de votos limpios, y el “abusador” 8 millones. Y todo eso con un Consejo Nacional Electoral, que tenía de sus 5 rectores principales, 4 abiertamente a favor del candidato de gobierno y 1, presuntamente opositor. Sin duda que fue toda una hazaña democrática.
Por otro lado, tenemos al “apoyado“. No lo voy a descalificar por ser chófer (todo oficio es digno), de hecho Lech Walesa (electricista y trabajador de astillero polaco) y Luiz Inacio Lula da Silva (obrero metalúrgico brasileño), fueron ambos líderes sindicales y después Jefes de Estado en sus países. Pero, ¿qué méritos ofrece el señorito NICOLÁS MADURO MOROS? La información que se tiene de él, es que presidió el centro de estudiantes del liceo donde estudió, del cual lo botaron por revoltoso, sin terminar sus estudios medios. Aparece también señalado como parte de los encapuchados que generaban terror en la Universidad Central de Venezuela (ni siquiera estudiaba allí, lo llevaban para generar conflicto, y ojo ENCAPUCHADO, es decir, no daba la cara). Luego se reseña que trabajó en el METROBÚS, y que fue director de su sindicato y gracias a este fuero tuvo record de absentismo laboral. A razón de la intentona golpista del 4F, se vincula al MVR. Empieza una veloz carrera ascendente dentro del gobierno del recientemente difunto presidente venezolano que lo lleva a ser Diputado, Presidente del parlamento, Canciller y Vicepresidente. Actualmente, por una “controversial” decisión del TSJ, es Presidente encargado de Venezuela y candidato presidencial.
¿Méritos del señorito Maduro? Más allá de su lealtad al finado, no se, pues nunca hizo estudios formales de nada. Se ve por encimita que no ha sido autodidacta (si se ha encontrado libros en su camino, parece que los dejó pasar). Esto último lo deduzco de su pobre lenguaje, su incapacidad para improvisar con autoridad de cualquier tema, la cantidad de locuras inverosímiles que pronuncia y el repetir sin gracia las amenazas y anécdotas que profería y contaba el desaparecido. Eso si, es UN GRAN EMBUSTERO, pero malo para mentir con coherencia. Ustedes recuerdan aquello de “hablamos 5 horas”, “me apretó la mano, que casi me la rompe”, de repente se le olvidan y dice que “el muerto, murió fuera de su país como Bolívar”, y decenas de cosas que ya ustedes recuerdan.
Su principal aval para ganar es que el fenecido lo declaró su heredero político y su intima vinculación con los sátrapas cubanos (los asesinos hermanos Castro). El motivo de “este amor” entre su mentor, los tiranos de Cuba y el señorito Maduro, sigue siendo una gran incógnita para mi.