No se cuantos de los medios digitales aliados me publiquen este artículo. Es más, no se siquiera si alguno lo hará. En este último caso lo guardaré en mi archivo de borradores para la posteridad, pero la verdad es que siento la necesidad de escribirlo.
Hace ya una década que cuando se acercaba el fin de año, algunos de nosotros solíamos decir: ”Este año no se comen las hallacas en Miraflores”; Lo decíamos bien sea porque era año electoral o porque se temía una insurrección civil-militar.
Los escépticos nos decían que eso no iba a ocurrir; se que ahora también lo dirán, pero creo que esta vez si va a pasar. La salud del Teniente Coronel no está para nada bien. El doctor José Marquina desde Miami, Nelson Bocaranda y Rocío San Miguel desde Venezuela, lo vienen advirtiendo. Ya el Dr. Marquina había pronosticado su mejoría para los meses de julio y agosto (asunto que se cumplió), pero también había advertido de su deterioro irreversible para finales de año y muy probablemente un fatal desenlace para el primer trimestre del nuevo año. Creo que las ausencias del personaje son públicas y notorias desde el triunfo del 7-O. Desde ese momento, contadas han sido sus presentaciones, las cuales han sido exclusivamente de carácter televisivo. Fue el gran ausente de la cumbre de Cádiz, en contraste con la mayoría de sus compañeros del “Alba”.
Recientemente, la periodista Rocío San Miguel daba cuenta del retraso en el nombramiento oficial del nuevo Ministro de la Defensa, por motivos de salud del Presidente y ni hablar de su total inexistencia física en la campaña regional del 16 D.
Recientemente se ha puesto a la opinión pública a hablar de la “constituyente socialista o del “poder comunal”. Los políticos nacionales han interpretado en su mayoría, que el fulano proyecto tiene como meta la eliminación de gobernaciones y alcaldías; contrario a ésto, Alberto Federico Ravell (exdirector de Globovisión) y Roberto Olivares (periodista radical, radicado en Miami), son de la opinión que el verdadero motivo de modificar la constitución, estaría en la eliminación del artículo que obliga a realizar nuevas elecciones, en caso de producirse un falta absoluta presidencial, antes de la mitad del período constitucional del primer mandatario. Así lo han hecho saber a través de tuits publicados en la red. Yo particularmente comparto esta visión del asunto con los últimos citados. Se trataría de “salvar” la revolución, “blindandola” legalmente, ante la certeza absoluta de que sin Chávez el llamado “proceso” no tiene presente, ni mucho menos futuro, y que en nuevas elecciones, en circunstancias totalmente distintas a las del 7 de octubre pasado, ya el lenguaje del candidato o candidatos de la oposición, no sería el conciliador, incluyente y absolutor de Henrique Capriles, sino, muy probablemente, uno mucho más duro, prometedor de justicia y reivindicador. Sería impredecible conocer quienes serían los candidatos con opción, pero lo que es casi un hecho, es que no estarían vinculados directamente al actual gobierno.
Es decir, la idea sería “salvar más bien el pellejo” y “blindar los bienes y prebendas adquiridos en revolución”. Ese sería el sentido del “poder constituyente socialista” o “poder comunal”. Mero asunto de supervivencia política, legal y hasta física.
Vienen las fiestas decembrinas, y es muy probable que el inquilino de Miraflores, quien acaba de renovar su contrato de arrendamiento, “esté” pero “no esté”; es decir, seguirá allí para esos días, pero su presencia será quizá más imperceptible aún de la que se ve y se siente en estos días. Muchos ni lo notarán, porque estarán distraídos por el corre corre navideño, pero lo cierto es que ya se está en vísperas de lo que debe ser una nueva elección; no la de gobernadores y alcaldes, no que va… algo mucho más importante: una nueva elección presidencial. Eso si, esta dará y producirá cambios de 180 grados para Venezuela, si nos consigue preparados. No es para nada mala idea que vayamos calentando motores con la elección de gobernadores, pero lo más importante viene después. Ánimo pues el cambio está cerca, no es tiempo de canibalismo sino de aprender de las hormiguitas: todos los hombres y mujeres de buena voluntad y amantes del trabajo y el progreso, unidos como un solo ser. Recordemos que no somos la mayoría absoluta, pero somos los que pensamos y queremos el país.
Alejandro Fuenmayor
Periodista
alejandroenonda@hotmail.com
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