Muchos están jugando posición adelantada y el pueblo les va a cantar fuera de juego. Más de uno en el Zulia arrancó su campaña para la gobernación y ni siquiera se sabe cuál sería el método más efectivo para solucionar el problema mayor que ahoga a la población: la salida del presidente Nicolás Maduro.
La gente no está pensando en ningún nombre para dirigir los estados. Los zulianos, al igual que el resto del país, lo que quieren es solucionar la falta de comida, de medicinas y de productos básicos, y saben que sólo se logrará con un cambio de gobierno. Esa es su gran preocupación y solo por ello están trabajando.
En medio de esta crisis parece cuesta arriba que lleguemos a las elecciones regionales previstas para diciembre de este año. Si no hay plata ni para comer no sería una buena señal desembolsar millones sobre millones para unas elecciones que no solucionarían el problema fundamental del país.
Para el gobierno el escenario electoral de diciembre luce muy negro. La profunda crisis y el rechazo generalizado a la gestión de Maduro le auguran una derrota segura en la mayoría de las gobernaciones. A la vista de todos sería otro elemento de desmoronamiento del poder chavista. Más sin embargo, como punto a favor para el oficialismo debo decir que apostar a las regionales, aún sabiendo que las perderían, diluiría los esfuerzos para sacar del poder al Presidente, dándole un margen de maniobra para recuperar niveles de aceptación.
Para la oposición sería un triunfo electoral seguro, de eso no tengo dudas. Se recuperarían muchos espacios, tiñendo de azul el mapa nacional. Sin embargo, de concretarse las elecciones regionales este año, tal y como lo establece la ley, habrían enfrentamientos internos por las candidaturas, lo que repercutiría en la unidad necesaria para la batalla mas importante a librar, es decir, sacar a Maduro y cambiar el modelo político y económico actual.
Al igual que para la mayoría del país, estos comicios no lucen prioritarios para la oposición, y a las cuentas me remito: la Unidad Democrática se fijó seis meses para activar algún mecanismo constitucional para cambiar el gobierno, por lo que estaríamos hablando de septiembre u octubre como tiempo para concretar la meta, así entonces habría que hacer elecciones presidenciales a final de año o principios del próximo, quedando diferidos los comicios regionales.
Sin embargo, la realidad política venezolana cambia todos los días. Un paso en falso de cualquiera de los actores, los hará ganar o perder el juego. Los venezolanos libran una batalla de largo aliento que la ganará el más inteligente, mientras que los desbocados sólo engrosarán las filas del cementerio de políticos.
Gladys Socorro
Venezolana y periodista
Twitter: @gladyssocorro
Blog: gsocorro.wordpress.com
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