“Con los años uno pierde pie”.
Ernesto Sábato (Argentina, 1911-2011).
En el
ciclo vital de toda persona, la voz va desarrollándose, cambiando en un proceso
gradual, y al igual que la piel, los músculos o el cabello: la voz envejece.
Algunos cantantes cuando llegan a la adultez mayor, pierden los tonos agudos de
su registro vocal, también pierden brillo, les cuesta más afinar las notas que
emiten, ya que la vejez conlleva una disminución auditiva, que puede ser leve,
moderada o severa.
En el
género musical gaitero, tenemos un caso que podríamos clasificar como ”una voz
sin tiempo” es un cantante que ha pasado por cinco décadas cantando en las
tonalidades originales, con un timbre incólume: él es Germán Ávila, nacido el
12 de enero de 1946 en el centro fundacional de Maracaibo, en la barriada Santa
Lucía, hijo de Flor Sandoval y Ángel René Ávila. Cursó sus estudios iniciales
en el Colegio Idelfonso Vásquez y la secundaria en el celebérrimo Liceo Udón
Pérez. Comenzó como solista profesional en 1962 con la agrupación Las Estrellas
del Momento. Allí lo vio actuar el cazatalentos Douglas Soto y de inmediato lo
recomendó al líder de Cardenales del Éxito, Ricardo Aguirre. Lo seleccionaron
para formar parte de los solistas cardenaleros, junto a José Tineo y el propio
Aguirre, con apenas 18 años de edad.
En esa divisa gaitera cultivó grandes
amistades, especialmente con Ricardo Aguirre en la década de los 60, quien era
siete años mayor que Germán. Grabaron varios temas a dúo, pues Ricardo tenía
una gran valoración y admiración por la tesitura de tenor de Ávila, por su
timbre limpio y brillante. Algunos testimonios coinciden en señalar a Germán
como “uno de los amigos más queridos por El Monumental”, compañero leal en los
siete años de carrera profesional de Ricardo: de 1962 hasta 1969.
Desde
entonces, Ávila ha grabado temas que se
han convertido en clásicos, gaitas que toda la nación ha cantado como: “Alegre
y galana” de 1965 “La Botellita” de 1966, “Trigueña hermosa”, “El creyente”:
“El creyente va
con fe consagrada
hacia donde está
su imagen sagrada
Virgen venerada
de Chiquinquirá” (1966).
Germán
Ávila es un devoto chiquinquireño, un hombre piadoso, que entiende la fe como
un sumergirse en el mar infinito del amor de Dios, en esa inmensidad sin
explicación. Tal como lo dijo el genio de Rojas, Ernesto Sábato: “Las
oraciones, esa locura de creerse escuchado”. Germán es un fiel creyente, que se
cree escuchado por la Virgen, la madre del Mesías.
A dúo
con Ricardo Aguirre grabó ocho temas entre 1964 y 1966, un récord que solo él
ostenta, y todos esos temas se convirtieron en piezas sagradas del folclor, en
clásicos dorados. Entre otros: “Se acerca la noche buena”, la gaita crónica del autor Marcial Hernández
titulada “Imploración”, grabada con Cardenales del Éxito en 1966, con una clara
referencia al momento coyuntural que vivía la nación, la guerra de guerrillas,
cuando los comandantes Douglas Bravo y Fabricio Ojeda se encontraban
acantonados en las serranías venezolanas:
“Yo no soy un guerrillero
te lo puedo asegurar
y me vengo a confesar
con espíritu sincero”.
(Hernández, 1966)
En
medio del creciente éxito, los nutridos aplausos que recibía del público,
Germán conoció a una joven cantante de nombre Elsa Espina, mujer de tez blanca
y cabello castaño. El encuentro se produjo en la solariega casona del Doctor
Marco Tulio Torres Vera, el reconocido experto en neonatos, hombre de gran
reputación en la comunidad universitaria marabina, quien estaba casado con la
hermana de Elsa, la señora Carmen Espina. El romance entre Germán y Elsa fue
apasionado, de un violento crecimiento, como si se hubiesen estado esperando
por años. Se casaron el 20 de mayo de 1967 y de su unión nacieron Dianela quien
es una afamada repostera, y Germán Ávila Espina, quien es licenciado en música,
egresado de la Universidad Católica Cecilio Acosta. Él comenzó en la música
tocando cuatro y percusión en el conjunto Las Espiguitas del Padre Vílchez en
su terruño San Francisco, luego tocó charrasca con su padre en La Universidad
de la Gaita y en Cardenales del Éxito. Fue el
pianista y director musical de mi agrupación Sabor Gaitero del 2005 al
2008. Actualmente Germán Ávila Junior trabaja para la Fundación Trade Quip con
sede en la ciudad de Houston, al sur de los Estados Unidos.
El
maestro cantor Germán Ávila Sandoval en la actualidad tiene cuatro nietos y un
bisnieto que lo llenan de felicidad, de gran afecto, son su mayor alegría en su
tiempo de ocio y solaz.
En 1969
Germán Ávila decidió dejar la agrupación Cardenales del Éxito y se marchó a
Valencia, con la misión de trabajar como ejecutivo de la empresa Molinos
Nacionales. Una vez que se estableció en la capital industrial de Venezuela,
gozando de un buen trabajo bien remunerado, comenzó a gaitear con grupos de la zona,
siempre destacándose por su alto nivel interpretativo. Regresó a finales de
1970 a su ciudad natal y retomó los escenarios en la capital gaitera con el
Conjunto Saladillo de RQ.
En
1971, “El látigo de la gaita” como lo anunciaban en los programas gaiteros de
las emisoras Radio Popular 700AM, Radio Mara 900AM y Radio Calendario 1020;
gozaba de un nombre respetado en el ambiente artístico, y aunque solo tenía 25
años de edad, fue el solista estelar del Conjunto Saladillo con la égida del
empresario Ramón Quintero; el joven solista marcó una etapa dorada junto a
Douglas Ochoa su cofrade, su compañero de escenarios más cercano. Juntos realizaron dúos memorables como “La esquina
del recuerdo”, “Palomita negra”; eran una combinación perfecta de barítono solemne
y tenor dramático.
Germán Ávila pegó muchos temas en
solitario, fue la voz de grandes producciones como “Gaita entre ruinas” de
Rafael Rodríguez de 1972: una gaita crónica sobre la terrible destrucción del
barrio del Saladillo, el emblema urbanístico de la ciudad, la profanada cuna de
la gaita de furro:
“En la tarde agonizante
por entre las ruinas viejas
un anciano que se aleja
solitario y vacilante.
Me hizo pensar un instante
en aquellos años idos
de poetas esclarecidos
y de la gaita elegante”.
(Rodríguez, 1972)
En 1973 grabó “Frente a frente” de la autoría de
Rafael Rodríguez, en esa gaita hace una descripción del centro de la ciudad,
después del arrase del Saladillo, cuando la orden del presidente Rafael Caldera
activó la piqueta que dejó sin hogar a los pobladores más antiguos de
Maracaibo:
“Se disiparon los muros
que antaño las separaban
ellas nunca se miraban
Santa Bárbara y la China
frente a frente están hoy día
y desde San Juan de Dios
podéis rezarle a las dos
camino a Santa Lucía”.
(Rodríguez, 1973)
En la
década de los 70. “El látigo de la gaita” Germán Guillermo Ávila Sandoval se
convirtió en la imagen referencial del Conjunto Saladillo de RQ, su sitio de
actuación sede era La Cervecería 5 de Julio, centro nocturno ubicado entre las
avenidas 13-A y 14, en la calle 77, la meca gaitera donde los amantes del ritmo
se daban cita cada viernes y sábados, llenaban sus instalaciones para verlo
cantar, con el conjunto gaitero que impuso más gaitas en su larga carrera.
En los
años 80 el cantor gaitero se marchó a la agrupación Rincón Morales, divisa
pionera, creada en 1958 en la sede Constructora Cazuca, dirigida por Hernán
Rincón, con la dirección artística de una imponente figura de la animación y el
repentismo: Francisco Morales, llamado “El machorro”. Un genio del humor y un
gran compositor nacido en Isla de Toas. Con “El Coloso de Cantares” pegó
una de sus gaitas más emblemáticas “Ana María y el Negro” de la autoría de Jack
Pérez y José Marrero, en 1986:
“El negro que castigaba
la heróica Ana María
contaba los pocos días
en cada golpe que daba
el alma se le escapaba
y el corazón le dolía”. (Pérez, Marrero 1986)
El tema relata la gesta libertaria
de la heroína Ana María Campos, su valentía, su frase premonitoria “si no
capitula monda”, ante lo cual el capitán español Francisco Tomás Morales depuso
las armas y se marchó derrotado a Cuba.
Las gaitas “Mi llano” y “Plaza Baralt”
fueron éxitos genuinos en su voz, sonaron en las principales ciudades del país,
reafirmaron su capacidad vocal, su estilo atenorado para interpretar la gaita.
Germán impuso su portento vocal, desde un mutismo propio de la elegancia, desde
la austeridad verbal.
Su
estilo siempre fue sobrio, de una gestualidad minimalista, cautivó al público
solo con su potente voz, su afinación perfecta, su magistral ejecución en cada
verso.
En 1989
aceptó el llamado de la agrupación VHG, allí compartió los escenarios con
Ricardo Cepeda, Chavín, Ender Fuenmayor, Ozías Acosta, Jaime Indriago, Renato
Aguirre. Con ellos grabó e impuso el tema “La voz de la gaita”:
“Yo soy la voz de la gaita
soy del furro a la velada
soy las cuerdas de un buen cuatro
sin mi no hay pascua ni nada”.
(Atencio, 1989)
Durante
diez largos años, estuvo gaiteando junto a su hermano Panchito Ávila, en las
filas del Saladillo de RQ, recorrieron todo el Zulia y la gran Caracas en cada
temporada, en un inusual maridaje de consanguíneos y compañeros de labores. El
9 de enero de 2015 Germán recibió un duro golpe, su vida se nubló por días al
enterarse de la muerte de su hermano Panchito, debido a complicaciones
cardiovasculares. En esa ocasión me confesó que su cumpleaños 69, ha sido el
más triste en su vida, se sintió desolado, ante el abismo insondable del luto,
como si hubiera muerto una parte de su ser.
Luego
de pasar seis décadas cantando, compartiendo escenarios con grandes cantantes,
desde “El Monumental” Aguirre hasta “El Colosal” Ricardo Cepeda, sigue activo,
cantando con solvencia y con arte. Con el conjunto Los Colosales, grabó en la
temporada 2001 el tema “El cofre” del compositor puntofijense Elías Hernández:
“Guarda ese cofre un balcón
con añorosas propuestas
guitarras y una canción
de una romántica letra,
bellas noches de retrata
noches con luz de un farol:
un gaitero y un poeta
empapados en alcohol.”
(Hernández, 2001)
En 2008 creó su agrupación “Los
parranderos del látigo” junto a su antiguo cofrade Douglas Ochoa.
Germán
Ávila sigue cantando en las mismas tonalidades, su registro vocal se mantiene
intacto, su voz sigue incólume, proyectando su recia personalidad artística.
Tiene la misma potencia y el brillo de los años 60, es un verdadero prodigio;
pues sabemos que los cantantes van evolucionando, adaptándose a las etapas de
madurez, y por tanto van bajando los tonos, buscando recursos interpretativos
diferentes, se hacen de un estilo más reposado, con giros melódicos menos
exigentes. Sin embargo, Germán canta todos sus temas en los tonos originales,
en los cuales grabó hace 50, 40 o 30 años atrás. Muy pocas veces ha sucedido
eso. Por ello podemos afirmar que él posee una voz sin tiempo, un talento sin
fecha de vencimiento, como bien lo puntualizó el cantautor panameño Rubén
Blades.
Su hijo
Germán Avila Espina, recién terminó una mega producción que recoge 16 grandes
éxitos vocalizados por su padre, en las cinco décadas de carrera musical. En
esa producción titulada “Germán Ávila y sus amigos” participan estrellas de la
estatura de Oscar D' León, Ilan Chester, Javier León, San Luis, Ricardo Cepeda,
Danelo Badell, Nelson Arrieta, Betulio Medina, Argenis Carruyo, entre otros. El
avezado cantor interpreta al alimón sus gaitas, con orquesta completa, acompañadas
por la percusión típica de la gaita: furro, tambora, charrasca y el cuatro.
Tuvo el respaldo de la Orquesta Sinfónica de Houston. Dicho álbum saldrá al
mercado a finales de 2015, contendrá testimonios de cronistas de la gaita sobre
la brillante trayectoria del cantor: el hombre que más temas grabó a dúo con
“El Monumental de la gaita”. Esa megaproducción musical tiene el aval y el
respaldo de la Fundación Beltway y del consorcio internacional Trade Quip, con
la participación de casi 100 músicos y con los arreglos y orquestación
realizados por su hijo.
Germán
Ávila Sandoval es un mito viviente, un abuelo con voz de zagal, un tenor
eternamente joven, un solista único. Sus logros musicales son inalcanzables, su
timbre es una señal de identidad que sobrevivió al pillaje de los símbolos
saladilleros en los años 70. Y tal como afirmó Ricardo Aguirre en sus
tertulias: “no existen dos voces iguales”. Por tanto, Germán Ávila hoy por hoy,
es la voz de la gaita.
León Magno
Montiel
@leonmagnom
leonmagno@gmail.com
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