
Sobre el hecho cultural el maestro nacido en Alessandría, 1932, Umberto Eco afirma: “La cultura es lo que queda cuando todo lo demás se ha olvidado”. Es lo que persiste, es el mejor legado del hombre sobre la tierra: los sistemas políticos pasan, se olvidan, son borrados o superados. Pero la cultura queda incólume, persevera, indica el paso del hombre por la historia.
Son más que claros los ejemplos del gran legado artístico-cultural en Egipto, Grecia, Roma, México, Perú. Durante el renacimiento, el siglo de oro, el boom latinoamericano de literatura. El arte se hace clásico, se convierte en huellas dactilares de cada civilización, en rasgos de identidad que nos dicen cómo fuimos, cómo nos proyectamos hacia un futuro posible. André Malraux, el gran escritor y ministro de cultura de Francia concluyó: “El arte son las formas que vencieron la muerte”.

Muy especialmente, debo mi gratitud a la Fundación Trade Quip, el brazo cultural del consorcio homónimo fundado en 1988 por Roberto Enrique Rincón Fernández, un valioso emprendedor zuliano nacido el 20 de agosto de 1960. Él, en homenaje a su padre Hectilo Alí Rincón Rincón, creó la fundación de carácter filantrópico para apoyar las manifestaciones culturales, las buenas obras en educación y en el arte de la región.
Hasta el momento, la Fundación Trade Quip ha editado varios libros, algunos de la autoría del profesor Víctor Hugo Márquez, referidos a la Virgen Chiquinquirá y su presencia en el mundo. Otros textos sobre el folclor zuliano, la gaita perijanera y la comunal. Ha patrocinado filmes relevantes, como “Diario de Bucaramanga” (2013) del joven cineasta venezolano Carlos Fung, cinta multipremiada en varios festivales internacionales, protagonizada por Simón Pestana y Albi de Abreu. Esta fundación también ha realizado foros sobre la gaita y la música latinoamericana, ha patrocinado importantes antologías musicales, todas dirigidas por el licenciado en música y destacado pianista Germán Ávila hijo.

Ahora viene una segunda etapa, presentar el libro en todas las ciudades del país, realizar las conferencias multimedia, conversatorios, foros y cantatas. Vamos a visitar algunas capitales latinoamericanas, las que ya nos han extendido su cordial invitación: Buenos Aires, Ciudad de Panamá, Bogotá y La Asunción.

Ahora tenemos otra herramienta para sembrar nuestra cultura zuliana, para promoverla, es este libro “La gaita en crónica”, obra avalada por el Consejo de Publicaciones de LUZ dirigido por el profesor Ángel Madriz (CPLUZ). Pronto estará en las aulas de clase, en las bibliotecas, en los hogares de Venezuela para enseñar cómo se conformó este folclor que llamamos gaita, y cómo llegó a todos los rincones de Venezuela; es el resultado de entrecruzamientos infinitos, de los aportes de la cultura ibérica, africana y la nativa; de allí su gran riqueza lírica y musical.
Espero vengan muchas ediciones en el futuro y la Fundación Trade Quip siga apoyando a nuestros cultores, hacedores de arte, con la generosidad y el entusiasmo que hasta ahora han demostrado. Con un hombre al frente de la fundación como su presidente Roberto Enrique Rincón Fernández, quien ha demostrado amor a su tierra, y orgullo por el arte que produce. Esa gestión de protección y preservación cultural está garantizada.
Estamos cumpliendo con el mandato que nos dejó el maestro del periodismo Francisco Kotepa Delgado (Lara, 1907-1998) quien a través de su cálamo iluminado nos enseñó: “Escribe que algo queda”. El duaqueño soñador, destacó la permanencia del mensaje escrito a través del tiempo, su trascendencia.
Carlos Fuentes en sus reflexiones sobre la comunicación, concluyó: “El periodismo permite revelar lo que afecta la vida de terceras personas”. En mi carrera he tratado de revelar lo que como nación nos toca en positivo, lo que nos motiva para conformar una identidad, eso es lo que está plasmado en estas crónicas gaiteras.
Esta es la dedicatoria de mi libro:
“A mi padre Luis Nemesio Montiel, quien me enseñó lo que es la gaita. A la memoria de mi hermano Leandro Lenin Montiel, con quien hice el recorrido por estos espacios y fuentes musicales. A Marisela Árraga, mi novia desde los tiempos del Colegio Gonzaga y esposa desde las primeras andanzas universitarias. A nuestros hijos: Nairuma Virginia, León Magno Jacob y Neimarú Alejandra. Y los hijos de nuestros hijos: Virginia, Carlo Magno, Paola, Marco y Alejandro Mathías; quienes son nuestro universo afectivo.”
La historia reconocerá la inconmensurable gestión cultural que han realizado mis maestros, mis compañeros de luchas y amigos entrañables; estaré agradecido siempre por sus aportaciones, sus observaciones y el oportuno acompañamiento durante estas tres décadas de labor intelectual.
León Magno Montiel
@leonmagnom
leonmagnom@gmail.com
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